viernes, 21 de enero de 2011

estúpido poema ocioso a la nada

Leibniz ya le anduvo dando vueltas

Y Heidegger lo gritó

¿Por qué el ser y no la nada?

Por qué historias de presencia

Metafísica de la presencia

Sueños de la presencia

Cuando la nada

Nos atraviesa

Nos define

Nos atrae y abandona

Cuando las ausencias

Nos marcan

Nos lacran

Creamos para que no haya nada

Creamos en una oda a la presencia

Creamos para testificar que no hay vacío

Pero vacío no se va:

Vacío se queda para instalarse

Vacío en las respuestas inefables

Vacío en las vigilias

Vacío en el desasosiego de lo que pudo ser

Vacío en las posibilidades y el en-vano que nos recorre

Vacío en mi

Vacío en un cuerpo que pretende no ser vacío

Cuando hoy por hoy

Todo cuerpo no es más que una premisa


(una premisa que nada en la Nada,

que probablemente no sea arracada al vacío)

lunes, 17 de enero de 2011

El deseo de la palabra



Explicar con palabras de este
mundo/ que partió desde mí un barco llevándome.” El lenguaje no sirve, las “palabras
de este mundo” no alcanzan a nombrar la experiencia del yo dentro del yo. Es necesario
salirse del lenguaje para decir: “Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y
las palabras no guarecen, yo hablo.” Se habla desde la orfandad de las palabras,
cuando el lenguaje no contiene, no respalda, el yo se atreve a decir; el lenguaje, las
palabras son el límite para decir esa experiencia peculiar de saberse a sí mismo, porque
el lenguaje nombra lo que está afuera pero sólo hace eso: nombrar, no es capaz de
reproducir cabalmente lo que se siente, no es capaz de saciar el deseo"
(en A.Pizarnik: una poética del yo al yo)


Como los cuadros de Modigliani o el suicidio poético de Storni. Como los viajes de Descartes o la maldición de Sísifo, como el espejo de Plath o la búsqueda del tiempo perdido de Proust; como los poemas de Éluard versión cinematográfica, como el posmodernismo y la razón cínica hechos serie de televisión y consumidos compulsivamente, como los libros digitalizados de autores franceses del siglo XVII: así, estúpida, leve, muerta de antemano, la existencia, la belleza, qué quereis que os diga yo. A ver quién es capaz de realizar un discurso coherente y fructífero a estas alturas.

martes, 4 de enero de 2011

domingo, 2 de enero de 2011

LA LETRA (o la razón encandilada)



[Paul Delvaux. Le miroir, 1936]



¿Por qué? Yo no entiendo ni el qué ni el cómo pero el porqué me es obvio: escribo porque la vida me da razones para matarme y herramientas para redimirme, escribo por todo el material que no quiero otorgar al olvido: imágenes, verbos, situaciones, sintagmas, copas de vino. Escribo porque el deseo y la rabia transfiguran la sintaxis y el léxico, porque la palabra transfigura la ciudad y la ciudad merece ser leída por ojos de ojos, y juzgada por manos que sostuvieron manos que, a su vez, agarraban manos. Escribo porque imploro, lloro, quemo, me arrodillo, jodo, destruyo, necesito, respiro.
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