je t'explique
viernes, 29 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
Espirales reducidas a anécdota
martes, 19 de abril de 2011
Mundo abismal
lunes, 11 de abril de 2011
the Waste Land
Días y trabajo para todas las manos del mundo. Cadenas atadas al abril más cruel. Soy la mujer que no está, que no es, que nunca ha sido. Un cuerpo que espera. Un cuerpo que acaece. Somos terrenos baldíos buscando instrumentalizaciones. Soy cuerdas tendidas, cuerdas tensadas. Río y el mundo me da una bofetada. Lloro y la ciudad se ofrece azul. Días y trabajo para los resbalones en el Edén postindustrial; el cigarro se ha desdibujado. La calle es larga y hace calor. Creías haber leído todas las letras que merecían la pena. La ciudad es larga y tiene calor. Hoy las sombras en huelga-el descanso en huelga. Otro cigarro se ha incendiado. No hay porvenir en la metrópolis, pero aún te pueden decir la noche, ofrecerte el sueño y aniquilarte los párpados.
sábado, 2 de abril de 2011
Lasciate ogni speranza
Ayer me di cuenta de la profundidad de una parada de metro en un lugar de Barcelona de cuyo nombre no puedo acordarme. Resulta que los círculos del infierno de Dante han sido (post)modernizados y traídos a la ciudad de los alemanes-gamba: las escaleras mecánicas y su decadencia, los guitarristas improvisados y su poca convicción, los cuerpos arrastrados y sus expectativas, las bolsas de la compra y la música sonando a todo volumen en cada una de las orejas de cada una de las burbujas descendiendo inexorablemente al último círculo.
En la biblioteca metafísica de este barrio se dan cita mujeres y hombres con gafas gigantes que destrozan los clásicos de Suetonio y Molière, Heródoto y Arendt mediante el uso de sus poderosos y minúsculos ordenadores sabor manzana; También se dan cita los que no saben leer y buscan un lugar de refugio físico. No saben leer, no saben cuánto cuesta un ordenador sabor ácido y no tienen un techo. Las letras no les interesan demasiado. De hecho, en la biblioteca metafísica nadie mira a los libros si no es para instrumentalizarlos: los cocinan a fuego rápido buscando un premio de consolación, los despedazan puntualmente para pellizcar la sintaxis a su gusto o los usan como reposabrazos o arrascaespaldas. Esto es una biblioteca de lo más metafísico, tanto, que los libros son solo esencias y alguien nos está vacilando (MUCHO)