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sábado, 20 de marzo de 2010
cada finestra obre un nou matí
Miquel Barceló
Felanitx, 1957
Mesa en el mar, 1985
Y del caos, se originó el cosmos/ y así, Dios, tomo la matería gris y le dió forma y creó un universo ordenado.
Desde el principio de nuestra civilización hemos puesto enfasis en el orden, en la bondad de la fuerza primera que organizó este conjunto de átomos y vacíos de una forma óptima. El cosmos funciona, según quieren creer tantos personajillos, progresando hacia el orden máximo. La religión nos habla de redención, la ciencia de conocimiento infinito. Y, sin embargo,
nunca hemos parado a pensar que tal vez sea el estado primigenio el adecuado, y todo haya sido una gran equivocación. Quizás es el caos el estado natural, y el cosmos, y todo nuestro universo no ha sido más que un gran error. Podría ser que el mundo se dirija de nuevo a un estadio caótico, y quien sabe, menos artificial que el actual.
domingo, 7 de marzo de 2010
aukerak: morir en barcelona
Llevaba días lidiando con fantasmas y antiguas víboras que se me aparecían a cada vuelta de esquina de mi minúsculo y compartidísimo piso de "estudiantes"/"vividores"/"trascendetalistas" cuando lo ví claro como si de un foco encegador se tratara. El rincón secreto, el inhóspito escalón del baño en el que me sentaba a no llorar, las baldosas gastadas, la toalla incolgable, esta serie de estúpidos elementos me habían dado la respuesta al gris de mis dias. Mi miedo. No temo morir,perdón, si que lo temo, pero estremezco aún más al imaginar morir en Barcelona. Si tuviera que morir en algún lugar, que no fuera en esta ciudad. A veces imagino, desde un puto de vista cenital, mi cuerpo apagado en cualquier calle del Eixample, en la escalera de unos vecinos cargados de rencor que no harían más que saltar el obstáculo que mi yo sin yo sería. Me imagino la página de sucesos de los diarios gratuitos, los vecinos inmutables diciendo "ah, pues pasó en la calle da al lado, pero ya sabes, chico, en el Eixample no te enteras de nada". Me imagino los ejecutivos apurando sus cigarros, los extranjeros borrachos disfrutando de esta ciudad cada noche bajo mi ventana. El camión de la basura, mis mallorquinas. Me imagino la cocina siempre sucia. Y luego no me imagino a mi. Y a veces (no) cuadra
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