-No te quejes, aguanta un poco más, aún no he llegado.

Al final el clavo se salió con la suya y consiguió quedar colgado, sostiendo el marco de una foto que mostraba la esplenderosa juventud de la pared sobre la que ahora estaba suspendido. Era una historia de amor que nadie, ni ellos mismos jamas entendería. Como todas.
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