Nos regalaron la metrópolis,
los apartamentos minúsculos,
nos arrojaron al metro y a la universidad.
Nos cargaron de pantallas a través de las cuales ver el mundo
Nos tacharon de hedonistas.
De anarquistas del consumismo.
A veces creo que olvidamos la poesía. A veces creo que nos inyectaron lascivia e instinto de autodestrucción en las pupilas.
1 comentario:
¡Cuánta razón en lo que dices! Por eso (aunque mis hijos no leen poesía) precisamente por eso, ma belle, les hablo de la lírica, de lo pequeño, del campo, y me ven emocionarme con esas pequeñas cosas y con la lágrima y la risa. Y espero que algo de poesía lleven en su mochila... ¡Me alegro de tu vuelta! Un abrazo grande y añil. Índigo
Publicar un comentario