Alemán. 21 años. Vivia en el sentido más fuerte de la palabra; reía con ganas, dormía con sueño y no dejaba de soñar, pintar y tocar música; todo le resultaba nuevo, interesante. No existian los horarios ni las visitas de cortesía, ni existian los bienes materiales para él. Compartió ciertos metros cuadrados y mil historias conmigo.
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Estudiante de alemán I, 28 años. Buscaba algo en esta ciudad; aún no sé si una respuesta o una vía de escape. Se preguntaba muchas veces al día si, tras tantos años, tras tanta formación y tanta introspección se era fiel a sí mismo, si no estaba renunciando demasiado a su parte dionisiaca; conocía todas las verdades que la filosofia nos ha venido otorgando, y como tantos, se sentia incapaz de ponerlas en practica.
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Estudiante de alemán II, 29 años. Tras mil vueltas y un par de salidas forzosas, esperaba de esta ciudad un salvoconducto hacia la vida que se había propuesto construir. Me agarraba de la mano, tomabamos el U-Bahn hacia cualquier lugar y sonreía mientras él rastreaba la ciudad pidiendo datos, anotando canciones y fotografiando cualquier elemento postmoderno.
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Estudiante de alemán III, 19 años. La cerveza, la música electrónica y la buena compañía la hicieron enamorarse perdidamente de la ciudad y sus habitantes
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Estudiante de alemán I, 28 años. Buscaba algo en esta ciudad; aún no sé si una respuesta o una vía de escape. Se preguntaba muchas veces al día si, tras tantos años, tras tanta formación y tanta introspección se era fiel a sí mismo, si no estaba renunciando demasiado a su parte dionisiaca; conocía todas las verdades que la filosofia nos ha venido otorgando, y como tantos, se sentia incapaz de ponerlas en practica.
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Estudiante de alemán II, 29 años. Tras mil vueltas y un par de salidas forzosas, esperaba de esta ciudad un salvoconducto hacia la vida que se había propuesto construir. Me agarraba de la mano, tomabamos el U-Bahn hacia cualquier lugar y sonreía mientras él rastreaba la ciudad pidiendo datos, anotando canciones y fotografiando cualquier elemento postmoderno.
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Estudiante de alemán III, 19 años. La cerveza, la música electrónica y la buena compañía la hicieron enamorarse perdidamente de la ciudad y sus habitantes
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