Qué decir de los crepúsculos de la ciudad de los cordeles y las confidencias absolutamente gratuitas,
de los crepúsculos que según Bolaño eran habitados por siluetas soberanas,
por la magnificiencia del sol y del mar sobre tanta casa colgante o subterránea...
...
Qué decir si en este crepúsculo de humo de café ya no puedo decirte la noche, ni el verbo, ni el cuerpo.
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